14 de julio de 2012

Ver paja en ojo ajeno y no ver viga en el propio


La Gestalt habla de dos mecanismos principales, como modos de defensa, que hemos adquirido y que nos bloquean y no nos permiten evolucionar como personas. Están relaciodas con la frase: "Ver paja en ojo ajeno y no ver la viga en el propio"

El primero es la proyección. Es el “no darse cuenta” de...De esta manera, proyectamos en el otro lo que no somos capaces de reconocer como nuestro, no somos capaces de aceptar en nosotros mismos, y lo transferimos a los demás. Hacemos responsable al otro o al mundo de algo que es nuestro.
Por ejmplo: “Los hombres son machistas”, dice Ana; de esta manera ella se enajena de ese sentimiento y proyecta su machismo en el hombre y no se da cuenta cómo ella misma se comporta con ellos, jugando al juego: “Tú eres machista, yo voy a serlo contigo”.
Su frase característica es “Por tú culpa”.

El segundo mecanismo es la introyección. Nos hace ingerir, apropiarnos o adquirir ideas, información que nos llega del exterior y de la que nos apropiamos sin hacerla nuestra. Como decía Perls, información que tragamos sin masticar.
La influencia que recibimos del exterior nos llega del ambiente en el que hemos crecido, principalmente de la familia, también de la escuela, los amigos, etc. Esta información llega sin que haya sido seleccionada o elegida según las necesidades personales propias: las órdenes, los deberías, las normas morales. Al ser adquiridas como algo propio y no serlo, nos impiden el flujo de la energía. Por ejemplo, mensajes del tipo "las mujeres son el sexo débil y los hombres es sexo fuerte", “no deberías llorar, los hombres no lloran”. Estas frases nos limitan.


Estos dos mecanismos están muy relacionados: aquello que introyectamos, aquello que adquirimos del ambiente sin hacerlo nuestro, a su vez lo proyectamos, lo expulsamos y lo enviamos al ambiente, al otro, sin llegar a reconocerlo en nosotros mismos. Es como si viviésemos sintiendo que son los demás los que nos hacen tal o cual cosa, o son de tal o cual manera, o hacen o dejan de hacer, cuando en realidad somos nosotros mismos los que nos auto-limitamos, nos etiquetamos, o disponemos de una otra manera; en definitiva, los responsables de nuestras vidas.

El trabajo consiste en darmos cuenta qué hacemos con estas situaciones, cómo las vivimos; cómo te  manejas con ello en el día a día.

1 de julio de 2012

Ciclo vital de las familias

Todas las familias se someten a cambios en el transcurso del tiempo. Al igual que un ser vivo nace, crece, se reproduce y muere, la familia pasa por unas etapas de crecimiento a lo largo de su desarrollo. Estas etapas constituyen un cambio de reglas, un cambio en los individuos a la hora de relacionarse entre ellos. Los problemas surgen cuando hay dificultades de adaptación al pasar de una etapa a otra: no se producen los cambios necesarios para que la familia evolucione.

Estas etapas de tránsito serían:

I. La constitución de la pareja:
Es la primera fase del ciclo familiar. La pareja ha de ponerse de acuerdo en muchos aspectos a la hora de comenzar a vivir juntos: tareas domésticas, amistades, economía, ocio, relaciones sexuales, contactos con las familias de origen, etc. Estos temas van surgiendo en la pareja y generan crisis. Las crisis pueden ser oportunidades para el crecimiento de la relación.

II. Convertirse en padres:
Cuando una tercera persona entra en la relación de la pareja es necesario reorganizar las situaciones del día a día; la comunicación de la pareja es primordial: los padres han de ponerse de acuerdo a la hora de educar al hijo, apoyándose mutuamente y guiándolo al unísono. Si hay conflicto entre ellos, el hijo puede quedar en medio y generar un síntoma. Entonces los padres lo ven como un hijo “con problemas”, cuando lo que está sucediendo que los padres están evitando el conflicto entre ellos y se utiliza al hijo como chivo expiatorio. (Triangulación)

III. Período Intermedio
Se da cuando los hijos entran en la adolescencia. A veces, los padres tienen unas expectativas  altas e idealizadas sobre los hijos y no son capaces de ver al hijo tal y como es y aceptarlo. Pueden llegar a sentir mucha angustia y frustración. El adolescente no comunica a los padres las razones de su conducta, más bien suele sentirse incomprendidos Los padres tienden a querer controlarlos, lo que hace que los chicos se alejen aún más de los padres. 

IV. Emancipación de los hijos.
En esta etapa los hijos se van de casa. Cuando los progenitores han funcionado más como padres que como matrimonio y ahora se quedan en casa, les sucede que tienen “poco que decirse”. Puede pasar que un hijo quede “atrapado” en la relación de ambos, y no logre su emancipación. Si se emancipa, se da síndrome del nido vacío, debido a la ausencia de relación de ellos como pareja.

V. Retiro de la vida activa:
Se refiere a la etapa de jubilación y a la de ser abuelos. Se deben reorganizar las reglas de convivencia, pues ahora el matrimonio pasa más tiempo en casa. Además, como abuelos, pueden ser de gran ayuda para sus hijos. También pueden perjudicar la relación entre éstos y sus propios nietos si se interponen en la relación entre ellos, bien descalificando, compitiendo o aliándose con el nieto en contra del hijo.

Es muy significativo el hecho de que de estas cinco etapas, tres tienen que ver con los hijos. Es muy importante que los padres estén de acuerdo a la hora de conducir al hijo para que una familia comience a desarrollarse sana y feliz.