Un segundo tipo de triángulos son los
llamados auxiliares. Están formados por un solo progenitor, el hijo
que tiene el síntoma, y otro miembro de la familia. Aquí nunca
están presentes los dos progenitores.
Hay tres tipos de triángulos:
1.Hijo Sintomático, Hermano y un
Progenitor.
Un ejemplo sería una pareja separada
donde los dos hijos se han quedado a vivir con la madre. Uno de ellos
se identifica con ella y el otro con el padre; éste último puede
desarrollar un síntoma debido al conflicto en el que puede entrar
con su hermano y su madre.
A menudo se observa que cuando en una
familia hay un hijo definido como sintomático, hay otro hermano que
tiene el rol “prestigioso” y que suele ser confidente de uno de
los progenitores. Suele ser el apoyo de los padres y el receptor de
sus quejas. Cuando hay un tercer hermano, suele tener una actitud
distante con respecto a la problemática y, más bien, critica a los
padres por “consentir” al hermano “enfermo”.
2.Tres Generaciones:
En este caso el triángulo comprende al
hijo sintomático, un progenitor y un abuelo/-a. Es un triángulo muy
típico de las familias monoparentales. Por ejemplo, un madre soltera
ayudada por su propia madre(abuela). Puede suceder que la abuela
establezca un vínculo muy estrecho con la nieto (normalmente con el
primero) y la madre pueda sentir, por un lado agradecimiento y por
otro, rabia.
3.La fratía
Aquí nos referimos al sistema
fraterno, formado por los hermanos. Los conflictos entre hermanos hay
que verlos a la luz de los vínculos con los padres. Cuando la
intrusión parental es excesiva no se desarrollan los vínculos
fraternos adecuados. Cuando los hay un trato preferente por parte de
el/los progenitores por algún hermano, también suele desarrollarse
conflicto entre ellos.
En familias donde un hermano tiene
algún trastorno grave (anorexia, psicosis, etc), el índice de
cohesión entre los hermanos suele ser bajo.
Cuando en una familia se dan los
triángulos, tenemos que ser conscientes de que son origen de
situaciones conflictivas donde suele haber un miembro “perdedor”
que sufre los síntomas de dicha triangulación.
Buscar la ayuda de un profesional en
estos casos, abre una vía hacia el cambio y hacia una
reestructuración equilibrada del sistema familiar.
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