Detrás de cada ruptura de pareja hay
una fase por la que se ha de pasar, necesariamente. Es la fase del
duelo. El duelo conlleva dolor con tintes de tristeza, de rabia,
sentimiento de vacío y de soledad.
La persona que sufre el duelo, siente un vacío interno. La parte que compartía con la otra persona ya no existe, deja de estar... Y esa pérdida, que ya no se refiere tanto al otro como al vacío que deja su ausencia, genera dolor.
La persona que sufre el duelo, siente un vacío interno. La parte que compartía con la otra persona ya no existe, deja de estar... Y esa pérdida, que ya no se refiere tanto al otro como al vacío que deja su ausencia, genera dolor.
Durante esta fase vivimos rabia y tristeza. Es importante ser capaces de vivirlas, aceptarlas, para así, dejarlas ir. Al final de este proceso nos conecta con la aceptar la situación y desde aquí, con el
amor a uno mismo.
En estos momentos, el apoyo de un profesional nos sirve para transitar la situación y encarar la vida desde otro lugar.
En estos momentos, el apoyo de un profesional nos sirve para transitar la situación y encarar la vida desde otro lugar.
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